lunes, 16 de junio de 2014

PODER EN EL SIGLO 21

TEXTO ÁUREO:

"Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo:
--Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?
Les dijo:
--No os toca a vosotros saber los tiempos o las ocasiones que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1: 6-8).

Para entender a plenitud esta promesa y rogar su cumplimiento en nosotros hoy en pleno siglo 21 debemos entender cuál es el significado del bautismo del Espíritu Santo: "...Juan ciertamente bautizó con agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días" (Hechos 1: 5). Juan predicaba: "Producid, pues, frutos dignos de arrepentimiento,  y no penséis decir dentro de vosotros mismos: “A Abrahan tenemos por padre”, porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abrahan aun de estas piedras.  Además, el hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento, pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego" (Mateo 3: 8-11).

El fuego tanto puede ser un símbolo, una señal (Hech. 2: 3) como el despertar de la pasión santa:
"Y se decían el uno al otro:
--¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino y cuando nos abría las Escrituras?" ( Lucas 24: 32).

"Pasión: Inclinación impetuosa de la persona hacia lo que desea. 2- Emoción fuerte y continua que domina la razón y orienta la conducta. 3- Conjunto de los acontecimientos de la vida de Jesucristo desde su detención hasta su muerte. Con este significado se escribe con mayúscula: La Pasión de Cristo" (Diccionario Enciclopédico Larousse 2003).

Quienes no entendíamos el significado del bautismo del Espíritu Santo vivimos esperando que nuestras oraciones privadas, ayunos y convocatorias a cultos de oración pidiendo ese bautismo nos hiciera vivir la experiencia de los apóstoles el día de Pentecostés cuando el Espíritu Santo descendió de forma muy especial (Hech. 2: 1-14).

El gran mandamiento se revela a nosotros desde Génesis hasta Apocalipsis: "Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas" (Deut. 6: 5). "Jesús les dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas" (Mateo 22: 37).

N.S. Jesucristo es quien nos exhorta a que esta "emoción (pasión) fuerte y continua domine nuestra razón y oriente nuestra conducta". Él nos dice: "¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?  ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?  Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?" Mateo 7: 9-11).

San Juan da detalles precisos del gran mandamiento: "En esto hemos conocido el amor de Dios, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad" (1 Juan 3: 16-18).